martes, 18 de diciembre de 2012


BIOGRAFÍA:
César Dávila Andrade nació en Cuenca el 2 de noviembre de 1919, fue uno de los escritores ecuatorianos más representativos del país, y señalado como el mayor representante del relato breve ecuatoriano.  El poeta era hijo de un empleado público y un ama de casa que cosía para ayudar a sostener económicamente a la familia. Cursó la primaria en la escuela de los Hermanos Cristianos. Después se matriculó en el Normal “Manuel J. Calle” donde aprobó hasta el segundo curso. También estudió un año en la Academia de Bellas Artes. Su tío César Dávila Córdova era poeta y crítico y un primo hermano Alberto Andrade Arízaga se inyectaba morfina y era famoso en el periodismo azuayo por sus magistrales escritos que firmaba con el pseudónimo de Brummel. A este primo dedicaría en 1934 su primer poema conocido “La vida es Vapor”.

Vencía fácilmente a sus compañeros jugando al brazo, media algo más de 1.60 m. Tenía una voz de tenor excelente para recitar, su complexión era delgada, los hombros anchos, se peinaba el cabello lacio y negro hacia atrás, sin raya y a la moda tango; sus ojos negros, profundos y grandes, la boca finísima, la nariz aguileña y como era del tipo medio árabe, cuando vivió en Quito le comenzaron a decir “El Fakir”. Apodo con el que ha pasado a la historia, pues contaban sus amigos que de tanto beber comía tan poco como un fakir. Por las tardes y a la salida del trabajo, paseaba por el patio familiar con un gato dormido en su hombro. En otras ocasiones leía con el gato sus “libros raros”, como él llamaba a los de Ciencias Ocultas.

Su producción se reparte entre el verso, la narración y el ensayo. En 1946, con prólogo de Galo Rene Pérez  publicó “Espacio, me has vencido”, ver­so. En el mismo año, dos poemas: “Oda al ar­quitecto” y “Canción a Teresita”. En 1951, “Catedral salvaje”, verso. En 1952, “Abando­nados en la tierra”, cuentos. En 1955, “Trece relatos”, cuentos. En 1959, “Arco de instan­tes”, verso. En 1967, “Boletín y elegía de las mitas”, verso. En edición póstuma, sin fecha, “Poemas de amor”. Sus ensayos, preponderantemente de crítica literaria, han aparecido en folletos, revistas y periódicos, pero no son numerosos. “Espacio, me has vencido” es uno de los más hermosos libros de poemas que se han escrito en el país.

En 1959 leyó las Noticias Secretas de América y Las Mitas del Prof. Aquiles Pérez y apasionándose por el indio y su tragedia, escribió “Boletín y Elegía de las Mitas”. Ese año publicó su poemario “Arco de Instantes” en donde lo incluyó; posteriormente el Boletín fue traducido al quichua por Manuel M. Muñoz Cueva y se convirtió en una poesía antológica por telúrica, americana en cuanto a épica y a lírica.

El grupo literario Madrugada fue fundado por Dávila Andrade junto al publicista Galo René Pérez en Quito. En la revista del grupo el autor solía publicar sus poemas, además de escritos críticos y políticos. De vida bohemia y aficionado al consumo de bebidas alcohólicas, en esas circunstancias contrajo matrimonio con una mujer algo mayor que él, gracias a cuyo apoyo y al de un hijo de ésta, ya profesional, pudo ir a radicar en Caracas. Allí trabajó, por poco tiempo, en la Biblioteca Nacional, y posteriormente en radiodifusoras y periódicos y revistas, como colaborador literario. Sus hábitos de bohemia, transitoriamente sofocados, reaparecieron pronto con más crudeza. En un sagaz artículo que publicó en una revista de Caracas condenó amargamente las formas de la vida contemporánea, reguladas por los mercaderes que atrapan el alma colectiva y la someten a un fácil convencimiento, a través de sus engañosos aparatos de propaganda. Esas páginas muestran el grado de su desolación personal, y parece que anuncian el final de una existencia que había perdido ya, irremediablemente, su sabor, el sentido de su disfrute, sus propósitos y sus esperanzas. En efecto, en un día de mayo de 1967,  se suicidó cortándose la aorta.
POEMA CARTA A UNA COLEGIALA:

Para leer esta carta
baja hasta nuestro río.
Escucharás, de pronto, una cosecha de aire
pasar sollozando en la corriente.
Escucharás la desnudez unánime
del agua y el sonido.
Y el rumor del minuto más antiguo
formado con el átomo de un día.
Mas, de repente, escucharás, oh bella música femenina,
la catarata inmóvil del silencio.

Entonces, te hablaré desde las letras:
Era enero. Salimos del colegio.

Veo tu blusa de naranja ilesa.
Tus principiantes senos de azucena,
y siento que me duele la memoria.

Bella aprendiz de cartas y de melancolía,
con los ojos cerrados y las bocas unidas,
tomamos esa tarde una lección de idiomas
sobre el musgo que hablaba de la cartografía.

¿Cómo has pasado estas vacaciones?
¿Sientes alguna vez entre los labios
ese azúcar azul de la distancia?

Mañana son dos años, siete meses.
Te conocí con toda mi alma ausente;
sufría entonces, por la primavera,
un bellísimo mal que ya no tengo.

Recuerdo: producías con los labios
un delgado chasquido de violeta.
Pienso en la estatua de aire de tu olvido
mirándome de todas las esquinas,
mi colegiala mía, música femenina.

Tú, en el divino campo. Yo, en la ciudad terrestre.
La calle pasa con su algarabía.
Un fraile. Unas mujeres de la vida…
Un niño con un cesto de hortalizas…
Un carro lento dividido en siglos…

Mañana entramos ya en el mes de junio.
Flotarán en su cielo de anchos aires
objetos de uso azul como las aguas;
y una lejana inquietud de rosas
habrá en el horizonte de la tarde.
En este claro mes de agua plateada
te conocí. Entonces yo sufría
una enfermedad de primavera,
un bellísimo mal que ya no tengo …
CRITERIO PERSONAL:
El autor del poema resalta una de las épocas mas bellas de su vida mediante versos trazados en una hoja, la ilusión de aquella señorita elevó sus mas altos deseos y pasiónes para luego convertirla en una hermosa elegía de palabras.