BIOGRAFÍA:
César Dávila Andrade nació en Cuenca el 2
de noviembre de 1919, fue uno de los escritores ecuatorianos más
representativos del país, y señalado como el mayor representante del
relato breve ecuatoriano. El poeta era hijo de un empleado público y un
ama de casa que cosía para ayudar a sostener económicamente a la
familia. Cursó la primaria en la escuela de los Hermanos Cristianos.
Después se matriculó en el Normal “Manuel J. Calle” donde aprobó hasta
el segundo curso. También estudió un año en la Academia de Bellas Artes.
Su tío César Dávila Córdova era poeta y crítico y un primo hermano
Alberto Andrade Arízaga se inyectaba morfina y era famoso en el
periodismo azuayo por sus magistrales escritos que firmaba con el
pseudónimo de Brummel. A este primo dedicaría en 1934 su primer poema
conocido “La vida es Vapor”.
Vencía fácilmente a sus compañeros
jugando al brazo, media algo más de 1.60 m. Tenía una voz de tenor
excelente para recitar, su complexión era delgada, los hombros anchos,
se peinaba el cabello lacio y negro hacia atrás, sin raya y a la moda
tango; sus ojos negros, profundos y grandes, la boca finísima, la nariz
aguileña y como era del tipo medio árabe, cuando vivió en Quito le
comenzaron a decir “El Fakir”. Apodo con el que ha pasado a la historia,
pues contaban sus amigos que de tanto beber comía tan poco como un
fakir. Por las tardes y a la salida del trabajo, paseaba por el patio
familiar con un gato dormido en su hombro. En otras ocasiones leía con
el gato sus “libros raros”, como él llamaba a los de Ciencias Ocultas.
Su producción se reparte entre el
verso, la narración y el ensayo. En 1946, con prólogo de Galo Rene
Pérez publicó “Espacio, me has vencido”, verso. En el mismo año, dos
poemas: “Oda al arquitecto” y “Canción a Teresita”. En 1951, “Catedral
salvaje”, verso. En 1952, “Abandonados en la tierra”, cuentos. En 1955,
“Trece relatos”, cuentos. En 1959, “Arco de instantes”, verso. En
1967, “Boletín y elegía de las mitas”, verso. En edición póstuma, sin
fecha, “Poemas de amor”. Sus ensayos, preponderantemente de crítica
literaria, han aparecido en folletos, revistas y periódicos, pero no son
numerosos. “Espacio, me has vencido” es uno de los más hermosos libros
de poemas que se han escrito en el país.
En 1959 leyó las Noticias Secretas de
América y Las Mitas del Prof. Aquiles Pérez y apasionándose por el
indio y su tragedia, escribió “Boletín y Elegía de las Mitas”. Ese año
publicó su poemario “Arco de Instantes” en donde lo incluyó;
posteriormente el Boletín fue traducido al quichua por Manuel M. Muñoz
Cueva y se convirtió en una poesía antológica por telúrica, americana en
cuanto a épica y a lírica.
El grupo literario Madrugada fue
fundado por Dávila Andrade junto al publicista Galo René Pérez en Quito.
En la revista del grupo el autor solía publicar sus poemas, además de
escritos críticos y políticos. De vida bohemia y aficionado al consumo
de bebidas alcohólicas, en esas circunstancias contrajo matrimonio con
una mujer algo mayor que él, gracias a cuyo apoyo y al de un hijo de
ésta, ya profesional, pudo ir a radicar en Caracas. Allí trabajó, por
poco tiempo, en la Biblioteca Nacional, y posteriormente en
radiodifusoras y periódicos y revistas, como colaborador literario. Sus
hábitos de bohemia, transitoriamente sofocados, reaparecieron pronto con
más crudeza. En un sagaz artículo que publicó en una revista de Caracas
condenó amargamente las formas de la vida contemporánea, reguladas por
los mercaderes que atrapan el alma colectiva y la someten a un fácil
convencimiento, a través de sus engañosos aparatos de propaganda. Esas
páginas muestran el grado de su desolación personal, y parece que
anuncian el final de una existencia que había perdido ya,
irremediablemente, su sabor, el sentido de su disfrute, sus propósitos y
sus esperanzas. En efecto, en un día de mayo de 1967, se suicidó
cortándose la aorta.
Para leer esta carta
baja hasta nuestro río.
Escucharás, de pronto, una cosecha de aire
pasar sollozando en la corriente.
Escucharás la desnudez unánime
del agua y el sonido.
Y el rumor del minuto más antiguo
formado con el átomo de un día.
Mas, de repente, escucharás, oh bella música femenina,
la catarata inmóvil del silencio.
Entonces, te hablaré desde las letras:
Era enero. Salimos del colegio.
Veo tu blusa de naranja ilesa.
Tus principiantes senos de azucena,
y siento que me duele la memoria.
Bella aprendiz de cartas y de melancolía,
con los ojos cerrados y las bocas unidas,
tomamos esa tarde una lección de idiomas
sobre el musgo que hablaba de la cartografía.
¿Cómo has pasado estas vacaciones?
¿Sientes alguna vez entre los labios
ese azúcar azul de la distancia?
Mañana son dos años, siete meses.
Te conocí con toda mi alma ausente;
sufría entonces, por la primavera,
un bellísimo mal que ya no tengo.
Recuerdo: producías con los labios
un delgado chasquido de violeta.
Pienso en la estatua de aire de tu olvido
mirándome de todas las esquinas,
mi colegiala mía, música femenina.
Tú, en el divino campo. Yo, en la ciudad terrestre.
La calle pasa con su algarabía.
Un fraile. Unas mujeres de la vida…
Un niño con un cesto de hortalizas…
Un carro lento dividido en siglos…
Mañana entramos ya en el mes de junio.
Flotarán en su cielo de anchos aires
objetos de uso azul como las aguas;
y una lejana inquietud de rosas
habrá en el horizonte de la tarde.
En este claro mes de agua plateada
te conocí. Entonces yo sufría
una enfermedad de primavera,
un bellísimo mal que ya no tengo …
baja hasta nuestro río.
Escucharás, de pronto, una cosecha de aire
pasar sollozando en la corriente.
Escucharás la desnudez unánime
del agua y el sonido.
Y el rumor del minuto más antiguo
formado con el átomo de un día.
Mas, de repente, escucharás, oh bella música femenina,
la catarata inmóvil del silencio.
Entonces, te hablaré desde las letras:
Era enero. Salimos del colegio.
Veo tu blusa de naranja ilesa.
Tus principiantes senos de azucena,
y siento que me duele la memoria.
Bella aprendiz de cartas y de melancolía,
con los ojos cerrados y las bocas unidas,
tomamos esa tarde una lección de idiomas
sobre el musgo que hablaba de la cartografía.
¿Cómo has pasado estas vacaciones?
¿Sientes alguna vez entre los labios
ese azúcar azul de la distancia?
Mañana son dos años, siete meses.
Te conocí con toda mi alma ausente;
sufría entonces, por la primavera,
un bellísimo mal que ya no tengo.
Recuerdo: producías con los labios
un delgado chasquido de violeta.
Pienso en la estatua de aire de tu olvido
mirándome de todas las esquinas,
mi colegiala mía, música femenina.
Tú, en el divino campo. Yo, en la ciudad terrestre.
La calle pasa con su algarabía.
Un fraile. Unas mujeres de la vida…
Un niño con un cesto de hortalizas…
Un carro lento dividido en siglos…
Mañana entramos ya en el mes de junio.
Flotarán en su cielo de anchos aires
objetos de uso azul como las aguas;
y una lejana inquietud de rosas
habrá en el horizonte de la tarde.
En este claro mes de agua plateada
te conocí. Entonces yo sufría
una enfermedad de primavera,
un bellísimo mal que ya no tengo …
CRITERIO PERSONAL:
El autor del poema resalta una de las épocas mas bellas de su vida mediante versos trazados en una hoja, la ilusión de aquella señorita elevó sus mas altos deseos y pasiónes para luego convertirla en una hermosa elegía de palabras.